Algunas cosas que hacen los grandes líderes de las empresas, cambian el concepto de “jefes” a “líderes”.
Cambian la rutina.
Administran personas, no equipos
Un líder que está bajo presión llega a olvidar que los colaboradores son individuos únicos, con habilidades diversas y estilos de aprendizaje distintos. Es importante saber qué motiva a cada uno y personalizar cada interacción.
Enfatizan el propósito
La mayoría de los empleados buscan hacer la diferencia y colaborar dentro de la empresa. Esto también es trabajo de los gerentes, quienes deben inspirar a su equipo con una visión y construir la confianza personal de todos los individuos.
Ofrecen retroalimentación
La mayoría de los jefes se limitan a dar una evaluación de desempeño al año y con frecuencia unen la retroalimentación sobre el desarrollo laboral a discusiones sobre aumentos y ascensos, lo cual es un error.
Los mejores jefes, proveen retroalimentación continua y personalizada. Esto significa tener conversaciones uno a uno al menos una vez a la semana y ofrecer consejos claros, honestos y constructivos que promuevan la iniciativa y la independencia.
Saben escuchar
Los colaboradores se sienten libres de contribuir con sus ideas y tomar iniciativa, la mayoría de los gerentes dicen querer lo mismo.
Los mejores líderes se toman el tiempo de escuchar:
Proponen problemas y retos, hacen preguntas para involucrar a todos en la solución y recompensan la iniciativa.
Son consistentes
Nadie es feliz con un jefe que dice una cosa un día y otra al siguiente. Un buen jefe es consistente en su estilo de liderazgo, visión, expectativas, retroalimentación y apertura. Cuando el cambio se hace necesario, lo comunica de forma abierta y rápida.